Si lograr un parto sin complicaciones es necesario para asegurar una lactación óptima, también lo es un rápido retorno del celo, pues es la condición indispensable para garantizar el comienzo según el tempo previsto de los ciclos reproductivos y productivos siguientes.

Considerando la curva de lactación tipo de la vaca frisona según los estándares genéticos actuales, es bien conocido como tras alcanzar el pico de lactación a las pocas semanas del parto, la tendencia decreciente mantiene su pendiente a medida que los meses avanzan.

Es por ello que,  la mayor brevedad, con el retorno del primer celo, resulta económicamente interesante lograr la mayor tasa de preñez entre las hembras de la explotación, para no alargar demasiado la lactación en curso y asegurar que nueve meses más tarde, siempre con el secado previo correspondiente, la nueva curva comience su tendencia creciente y alcance niveles máximos. A mayores de lo expuesto, a nivel técnico es mediante la reproducción cómo se asegura la reposición en la explotación y, económicamente, la venta de machos supone, cuando es posible, un ingreso extraordinario por los terneros mamones comercializados.

Sin embargo, lejos de lo que sobre el papel se escribe, que como buenamente hace referencia el refrán “todo lo aguanta”, los tiempos improductivos o time loss ocurren con algunas cabezas de ganado a las que, por motivos diferentes, no retorna el celo en el plazo normativo: entorno a un mes tras el parto.

Cuando esto sucede, las pérdidas e ineficiencias económicas comienzan a producirse y, si el reloj no deja de correr, éstas no se detienen hasta que el celo aparece y la vaca puede inseminarse de nuevo. Pero, ante esta situación, ¿de qué herramientas dispone el ganadero para atajarla?

En primer lugar, y antes de plantearse cualquier otra alternativa, es preciso no olvidar que la reproducción es para el animal un proceso “de lujo”. Esto quiere decir que únicamente la potencial reproductora activará su mecanismo gestacional si está convencida de que va a poder completar el proceso de formación del feto sin problemas para éste pero, sobre todo, sin problemas que comprometan su supervivencia a nivel recursos.

Por ello, ante una condición corporal deficiente, será el primer paso aportar una dieta ad libitum cuyos componentes sean equilibrados y a la par con un valor calórico alto que permita acelerar la recuperación corporal.

De forma análoga, un estado sanitario deficiente a nivel reproductivo, pero no sólo, dado que puede proceder la patología de otra parte del organismo animal, puede limitar la tasa de preñez o incluso provocar celos anómalos o inexistentes.

Descartadas estas dos primeras condiciones básicas, se habrán eliminado parte de los retrasos observados en el retorno del celo, pero bien es cierto que en ocasiones, y ante el ritmo productivo que exige el mercado actual, no es aconsejable dotar de todo el poder a la naturaleza y la biología, mientras que puede ayudarse a ésta.

Los métodos más efectivos, abundantes y testados recaen en el empleo de progesterona, hormona desencadenante del ciclo reproductivo en mamíferos, en diferentes formatos, dosis, frecuencias y aplicaciones.

Mientras que siempre puede recurrirse a la opción más conocida y convencional: aplicación de un inyectable de progesterona cinco días previa la inseminación, los nuevos métodos de liberación lenta y continuada permiten alcanzar mayores tasas de éxito.

Es el caso de, por ejemplo, el dispositivo con el que cuenta la división veterinaria de la norteamericana Pfizer y algunos otros fabricantes del sector. Se trata de un elemento en forma de “T” que se introduce en el fondo vaginal y gracias a su diseño queda retenido en el mismo. Cuenta además con un elemento filiforme que permite su extracción llegado el momento de la inseminación.

La principal ventaja que aporta este elemento es, gracias a la liberación lenta de progesterona y estrógenos que vienen incorporados dentro de su estructura, la disminución del autobloqueo que se produce en el centro tónico del hipotálamo. Este proceso, a su vez, desencadena una mayor sensibilidad del hipotálamo frente a los estrógenos lo que deriva en la producción de los picos de la hormona LH que son necesarios de forma previa a la ovulación y para la consecución de la misma.

No obstante, para un mejor cumplimiento de los tiempos y la garantía de niveles más elevados de éxito, se recomienda la utilización de estos dispositivos de forma conjunta con la aplicación de hormona GnRH y, para desencadenar la ovulación, el empleo de prostatinoide luteolítico.

El empleo de estas herramientas no sólo muestra utilidad a la hora de favorecer el retorno del celo post-parto, sino que pueden usarse como sincronizadores de celos o para favorecer la aparición de celo en hembras con ovarios quísticos, vacas anovulares o hembras con el hándicap que suponen los celos sin síntomas.

Sin embargo, la efectividad de los tratamientos señalados no llega al máximo exponente del conjunto de operaciones que pueden realizarse para optimizar y acelerar la salida en celo tras el parto.

Algunos estudios recientes han propuesto, experimentado y comprobado cómo el nivel de éxito crece ostensiblemente si las citadas aplicaciones anteriores se combinan con complementos inyectables de sales minerales y vitaminas, en conjunto con masajes ováricos que, físicamente, potencian el riego sanguíneo en la zona y reactivan la maduración de folículos. Uno de los estudios pioneros, llevados a cabo hace ya más de una década, confirmó como el empleo de diferentes métodos en paralelo aumentó hasta un 80 u 85% los niveles de éxito del tratamiento lográndose gestaciones iniciadas tras la inseminación posterior a los mismos.

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