Los bancos de germoplasma son aliados contra la extinción de las razas autóctonas

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que, desde principios del siglo XX, han desaparecido cada mes hasta seis razas ganaderas en el mundo, mientras que se ha perdido ya alrededor del 75% de la variedad genética vegetal.

Sin embargo, que muchas de las especies ya no estén presentes en granjas y campos no significa que hayan dejado de existir para siempre, ya que, por imperativo de la FAO, los bancos de germoplasma repartidos por todo el mundo deben conservar muestras genéticas de todas ellas para, si fuera necesario, recuperarlas o mejorarlas, según publica FEAGAS.

En el caso de la ganadería, en España hay bancos de germoplasma que, como el Centro de Selección y Reproducción Animal (Censyra), “preserva muestras genéticas de todas las razas autóctonas de bovino, equino, caprino, porcino, ovino y aves de corral, principalmente en forma de semen, que se mantiene a -196 grados”, según detalla su director, Santiago Moreno.

El banco recupera esas muestras cuando los censos ganaderos advierten sobre “un posible riesgo de consanguineidad entre los ejemplares de determinada raza, como sucede por ejemplo con las vacas Cárdena Andaluza y Negra de Teruel, que puede derivar en una evolución genética inadecuada que las haga vulnerable a enfermedades o, incluso, las haga desaparecer”.

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