Los intolerantes a la lactosa no deben renunciar a los beneficios de los lácteos
¿Qué es la lactosa y por qué hay personas que son intolerantes a este azúcar?, ¿qué factores influyen en la prevalencia de esta intolerancia?, ¿deben los intolerantes eliminar de su dieta los lácteos? Para aclarar los mitos y realidades existentes en torno a la lactosa, la Interprofesional Láctea ha elaborado una completa infografía, según recoge Feagas.
Entre otras conclusiones, destaca que lácteos como el queso curado o semicurado, el yogur y otras leches fermentadas, en términos generales, pueden ser consumidas por intolerantes porque la contienen en pequeñas cantidades. Además, cada vez es más habitual encontrar en el mercado productos lácteos sin lactosa que son aptos para personas intolerantes.
La lactosa es un azúcar compuesto que está presente en la leche de todos los mamíferos: vaca, cabra, oveja, ser humano, etc. También suele encontrarse en muchos alimentados preparados (pan, bollería, sopas, purés, etc.) y en medicamentos. La lactosa está compuesta por dos azúcares simples, la glucosa y la galactosa.
Ante estos síntomas, los especialistas recomiendan acudir a un médico para que realice las pruebas oportunas. El autodiagnóstico de la intolerancia en muchas ocasiones conlleva eliminar la ingesta de lácteos de la dieta de un modo innecesario, lo que puede producir falta de calcio, vitamina D, necesaria para la absorción del calcio , vitamina B2 y proteínas.
En caso de ser diagnosticada la intolerancia a la lactosa, no se debe renunciar a los beneficios de los lácteos. Los lácteos fermentados, como el queso o el yogur, son idóneos para intolerantes porque presentan unos niveles mínimos de lactosa. Además, la fermentación transforma la lactosa en ácido láctico, mejorando su digestibilidad.
Por otro lado, en la actualidad existen marcas que comercializan leche con lactosa hidrolizada, que son aptas para personas intolerantes. Este tipo de productos se elaboran añadiendo lactasa a la leche normal, esta enzima rompe la lactosa y deja compuestos que pueden ser digeridos sin dificultad.
Los pueblos tradicionalmente ganaderos, alimentados generación tras generación con leche de vaca, presentan menos casos de intolerancia a la lactosa. Así, la intolerancia a la lactosa es frecuente entre los asiáticos, árabes (un 80%) y africanos (un 83%), mientras que no es muy común entre los europeos y aquellas poblaciones que proceden de ellos (norteamericanos).