Hace ya unos días que nos quedamos absolutamente anonadados, al menos los canallas sabatinos de VACUNO DE ÉLITE, cuando leímos unas declaraciones de Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, en relación con la tan cacareada cadena alimentaria.

En primer lugar, señaló que el Ministerio se encuentra inmerso en un proceso de modificación de la Ley de la Cadena Agroalimentaria para que todos los eslabones reciban una justa retribución. Hasta ahí, ninguna sorpresa. Como ya comentábamos en esta misma sección, un viejo ideal político de prácticamente todos los ministros de Agricultura que han pasado por el cargo.

Lo novedoso venía poco después. “En referencia a la distribución, ha indicado que tiene un papel muy importante en las relaciones comerciales de la cadena alimentaria, porque concentra una buena parte de las ventas y, por tanto, ejerce una influencia muy grande sobre la oferta y sobre la demanda”, señalaba la nota de prensa del Ministerio. Y para finalizar, el bombazo. Las declaraciones de Planas sobre el papel que debe cumplir la distribución: “Debe cerciorarse de que el agricultor –léase también ganadero- ha cobrado, y a un precio digno, antes de poner a la venta su producto”. Casi nada.

¿Asumirá la distribución esa responsabilidad que le lanza el Ministerio? Hasta ahora, ha sido el convidado de piedra en la lucha entre los productores y las industrias transformadoras, pero también es una parte muy importante de la cadena alimentaria, ya que es el eslabón inmediatamente anterior a los consumidores.