#sábadocanalla: Un reconocimiento a nuestros veterinarios

Los tiempos actuales son complicados para reivindicar cualquier profesión relacionada con el entorno rural. Salvo los productores que han logrado hacerse un hueco con aspectos ecológicos y relacionados con el comercio de proximidad en el imaginario colectivo de las ciudades, mucho más fácil de conseguir en actividades hortícolas, la gente de campo no goza de muy buena fama entre los urbanistas. Eso lo saben más que de sobra los ganaderos, entre ellos los de vacuno, pero los canallas también queremos acordarnos en este sábado prenavideño de una figura que se encuentra junto al productor, con el objetivo común de alcanzar la mejor productividad y rentabilidad para la explotación.

Si se hace una encuesta entre los habitantes de la ciudad, especialmente entre los de menor edad que empiezan a desarrollar la idea de que lo de los pueblos debe ser una cosa del pasado, la figura del veterinario es un tipo con bata, consulta en el centro de la ciudad y que cuida de perros y gatos, en esa estúpida moda aséptica de la realidad que tanto gusta a la sociedad actual. Todo limpio y sin olor. E incluso sin sabor, como ocurre en muchos de los alimentos que ocupan los lineales de los supermercados. Pero esa es agua de otro botijo…

Para los veterinarios que hacen kilómetros y kilómetros entre las explotaciones, que a veces se encuentran con la propia incomprensión de los productores más obstinados que no quieren hacer cambios en sus ganaderías y que realizan vigilancia activa por mejorar nuestros sectores ganaderos. Nuestro más sincero reconocimiento.

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