Se cumplen cuatro años del acuerdo para la sostenibilidad del sector lácteo

El 23 de septiembre de 2015 se firmó el ‘Acuerdo para la estabilidad y sostenibilidad de la cadena de valor del sector de vacuno de leche’ en el Ministerio de Agricultura entre diversas entidades del sector como, por ejemplo, Cooperativas Agro-Alimentarias, la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), asociaciones de la distribución y organizaciones agrarias como ASAJA y UPA (esta última se adhirió más tarde), con el fin de dar estabilidad, sostenibilidad y mayor creación de valor a la leche a lo largo de toda la cadena, redundando en mejores precios y más remuneradores en cada tramo de la misma, según publica El Economista.

El acuerdo llegó en un momento crítico. El aumento de la producción en la Unión Europea -lo que coincidió con el final de las cuotas lácteas-, así como la prórroga del embargo ruso y la caída de las exportaciones de productos lácteos a China, fueron factores que condujeron a una reducción de los precios que recibían los ganaderos por la leche producida y que derivó en una crisis en el sector a la que España no fue ajena

Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, han indicado que, cuatro años después, el balance realizado del sector refleja una mejora en la contratación y un total de 15 de las 128 entidades adheridas al Código de Buenas Prácticas Mercantiles en la Contratación Alimentaria tienen relación con el sector lácteo. Sin embargo, el balance del sector sobre este acuerdo es distinto aunque, en general, se coincide en que se esperaba un mayor impacto porque algunos avances se han conseguido, pero no se han resuelto los grandes problemas que afectan al sector lácteo: los bajos precios que perciben por la producción y con los que no cubren costes y el cierre continuado de explotaciones con una media de dos granjas de vacuno al día y entre una y dos de caprino diarias. Una situación que ha llevado a que el futuro del sector esté en entredicho porque la falta de rentabilidad y de atractivo dificulta la incorporación de jóvenes y, por lo tanto, el relevo generacional.

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