The Vital 90TM Days Masterclasses concluye analizando los cambios que se producen en la inmunidad en los 90 días en torno al parto
El ciclo The Vital 90TM Days Masterclasses se clausuró en Madrid, el pasado 5 de noviembre, con una jornada en la que se analizaron los cambios que se producen en la inmunidad durante el periparto. Dos reputados especialistas pusieron el broche a estas cinco jornadas: Fernando Fariñas (Grupo Instituto de inmunología Clínica y Terapia Celular, Immustem) y Juan Vicente González (UCM, Trialvet).
Fernando Fariñas profundizó en los aspectos básicos de la inmunidad y los mitos y realidades asociados a la inmunidad y las vacunas. La primera línea de defensa frente a una enfermedad es la inmunidad innata (o erroneamente llamada “inespecífica”) de la que los principales protagonistas son las células fagocíticas (los neutrófilos y macrófagos) que poseen en su membrana unos receptores para reconocer a patógenos y los “ingieren” para destruirlos. También pertenecen a esta rama de la inmunidad las plaquetas y las células Natural Killer –especializadas en destruir agentes intracelulares y células raras-. En la actualidad ya hay vacunas adyuvantadas con moléculas capaces de activar los receptores de los fagocitos simulando una infección, son los activadores de los TLRs que provocan una respuesta de inmunidad innata muy rápida. En una segunda fase, y por acción directa de los mecanismos de la inmunidad innata, se activa la inmunidad específica o adaptativa que se ejecuta en órganos linfoides y depende de linfocitos T capaces de clonarse. La inmunidad específica tiene dos tipos de respuesta: la inmunidad celular (o Th1) y la inmunidad humoral (o Th2). La lucha frente a los agentes intracelulares requiere de una respuesta Th1 que activa los NK y los linfocitos citotóxicos, mientras que la producción de anticuerpos frente a este tipo de patógenos es anecdótica (puede ocurrir una seroconversión baja o incluso negativa). Por el contrario, los agentes extracelulares y las toxinas requieren una respuesta basada en anticuerpos. Hay que desterrar la idea de que una mala o baja seroconversión sérica es señal de un fallo vacunal, porque en algunas ocasiones la vacuna ha conseguido estimular la inmunidad de tipo celular necesaria para luchar contra agentes intracelulares, que son la mayoría de patógenos a los que nos enfrentamos. Diversas situaciones como el estrés, la malnutrición, ciertos fármacos (corticoides o sulfamidas), virus como el BVD, o estados fisiológicos como la gestación, pueden provocar que una respuesta Th1 pase a ser Th2. Otro aspecto sobre el que se está trabajando es el control del efecto de los T-reguladores. El timo juega un papel fundamental para regular las respuestas Th1 y Th2, produciendo T-reguladores que evitan la aparición de enfermedades autoinmunes y alergias. Hay enfermedades que inactivan estos T-reguladores y otros patógenos son capaces de sobreactivarlos paralizando la respuesta inmune Th1 y creando una tolerancia hacia la infección.
En su segunda intervención Fernando Fariñas revisó el pasado, presente y futuro de la terapia inmunomoduladora en bovino. La inmunomodulación en rumiantes viene haciéndose tradicionalmente con manejo, especialmente, con la nutrición. Productos animales como la lactoferrina y el calostro, ambos con efectos inmunomoduladores sobre la Th1 o la Th2; derivados de levaduras como los glucanos y mananos que reducen las citoquinas proinflamatorias y los marcadores de fase aguda; extractos de plantas como la Echinacea purpurea, que mejora la respuesta serológica a las vacunas, el timol y carvacrol, que entre otros efectos incrementan los Linfocitos T en sangre y linfonódulos, o las saponinas que incrementan transitoriamente la IgG, IgA y PCR séricas; aminoácidos como la arginina, la treonina, la glutamina y la taurina; los oligoelementos como el hierro, el zinc o el selenio, los ácidos grasos omega3 y los prebióticos. El conocimiento de la inmunología de todos los procesos que a diario ocurren en nuestras granjas puede ayudar al establecimiento de nuevos tratamientos y técnicas de diagnóstico. Se están estudiando nuevas herramientas como el interferón recombinante bovino o el factor estimulador de colonias de granulocitos. Fernando Fariñas cerró su disertación subrayando que el campo de la inmunomodulación en ganado bovino aporta muchas esperanzas al tratamiento de procesos infecciosos en general y mamíticos en particular.
Juan Vicente González realizó una lectura crítica de los posibles fallos en los programas de vacunación. Los fallos vacunales pueden estar relacionados con las vacunas, pero también puede influir el individuo o la propia enfermedad. En el caso de las vacunas puede producirse un fallo primario, es decir que no produzcan seroconversión, o un fallo secundario, en el que la protección es de corta duración. La seroconversión puede fracasar por un mal mantenimiento de las vacunas, problemas en la aplicación, interferencia con los anticuerpos calostrales, deficiencias en el sistema inmune, o por falta de pureza o efectividad de la propia vacuna. Los fallos secundarios están relacionados con errores en la primovacunación, la falta de aplicación de dosis de refuerzo o de revacunaciones, e incluso con que el patógeno no circule en la población.
Juan Vicente concluyó afirmando que las vacunas en general sí funcionan y una comprensión realista de su eficacia unida a una correcta aplicación nos permitirá obtener los mejores resultados. No debemos olvidar que es imprescindible, para controlar enfermedades en rebaños, la bioseguridad y un manejo adecuado de los animales. Sin embargo, en la actualidad, con un manejo correcto, nos seguimos enfrentando a gérmenes, muchas veces saprofitos que aprovechan momentos de inmunosupresión de los animales para generar la enfermedad, frente a los que no hay vacunas eficaces. El reto consiste en desarrollar nuevas tecnologías que permitan el control de estas patologías.