¿Futuro Semental? Decisión basada en criterios
Los ganaderos se preparan para el futuro y la base animal con la que trabajan debe estar adaptada a las circunstancias en las que va a desarrollar su potencial, con el objetivo de maximizar éste.
Para ello, la vía paterna, es decir, la genética procedente del parental macho, desempeña un papel inequívocamente fundamental. Si bien con los sementales se juega con la ventaja de tener que seleccionar pocos ejemplares, lo que permite siempre quedarse únicamente con los que realmente prometen, el arma es de doble filo: el proceso de elección debe ser mucho más meticuloso. Un error podría ser mucho más grave y mermar el potencial de todos los terneros procedentes de este padre.
La selección basada en datos, especialmente si estos son genéticos resulta cada vez más interesante a la hora de la toma de decisiones. Sin embargo, los datos empíricos procedentes del propio novillo durante su primera etapa de vida demuestran ser suficientemente precisos para una selección (bastante) precisa.
En primer lugar, se considerará cómo desarrolla el ternero. ¿Qué rendimientos ofrece? Los animales que precisan de una menor ración para alcanzar el mismo peso, remarán a favor de las cuentas de la explotación. Pero esto no es lo único, pues una evaluación morfológica en busca de caracteres interesantes para su manejo como semental y para la transmisión a la F1 (generación inmediatamente inferior) resulta indispensable. Los animales de buena conformación, sin cuernos y con ancha pelvis serán deseables antes que los que no dispongan de estos caracteres, puesto que garantizan que se encuentran en su pull genético y esto aumentará la probabilidad de heredarse en generaciones venideras.
Tras la superación de este primer filtro a nivel morfológico o pseudogenético, la evaluación a nivel reproductivo determinará si el individuo es apto como semental. Un análisis de una dosis de semen para asegurar que la calidad de éste es correcta, y el empleo de medios de imágenes para descartar problemas testiculares incompatibles será lo propio para superar este segundo paso.
Por último, y en relación con el producto final, otro carácter considerablemente heredable por vía paterna es la calidad de la carne. Si bien existen numerosos y variados parámetros para determinar la calidad de la carne, a nivel organoléptico, es sencillo escoger el más relevante: el contenido de grasa intramuscular.
La grasa intramuscular es aquella que forma pequeñas vetas de color claro entre los haces de fibras musculares. Aporta tanto jugosidad como un sabor característico y muy apreciado por el cliente final.
Para poder conocer, de forma técnicamente posible y accesible sin necesidad de tomar una muestra del músculo del animal, el contenido de grasa intramuscular de éste, puede emplearse de nuevo el diagnóstico por imagen, que permite observar desde el exterior el desarrollo del músculo y su composición.
Contemplados todos estos criterios, es hora de analizarlos en los candidatos y ponderar cada uno de ellos para la elección de los candidatos finales a permanecer como machos reproductores en la explotación.
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PRÓXIMA EDICIÓN ESPECIAL ‘VACUNO DE ETIQUETA’