Generación ganadera 4.0, tradición y vanguardia en el vacuno
En la era de la información al alcance de un clic no son pocas las realidades que han evolucionado, cambiado. Profesiones que desaparecen, otras en cambio son nuevas y, otras, simplemente se transforman, modifican sus métodos de trabajo.
Se abren mercados nuevos, desaparecen nichos convencionales y, sin lugar a dudas, la era de Internet también ha permitido expansiones internacionales de las empresas que, ahora, tres décadas más tarde de su aparición y en un avanzado estado de evolución y uso, muestran su cara abiertamente y los resultados o consecuencias de su irrupción en la economía, y sí, quizá algo después, pero también en el sector primario.
Paralelamente, se habla del concepto 4.0. Con este sistema de numeración, que nació para enumerar versiones o modelos evolucionados de algunos softwares y tecnologías, se hace referencia a la incorporación de la interconectividad, automatización y datos en tiempo real.
Si, como se hacía referencia en el primer párrafo, el salto que ha supuesto el 3.0 o era de Internet una vez asentado en el sector ganadero, sin duda rezagado debido a las dificultades que entrañan en muchas zonas las deficiencias en la infraestructura de las telecomunicaciones y la avanzada edad de los profesionales, las posibilidades que abre la recién llegada Ganadería 4.0 son, prácticamente, ilimitadas.
Así, la Generación ganadera 4.0 se compone de todos esos ganaderos y ganaderas jóvenes, principalmente entre la veintena y la cuarentena de edad que, debido a la modernización de sus explotaciones, debido a la nueva creación de las mismas, dará uso de las citadas herramientas dentro del manejo y la gestión. No cabe duda que, cualquier ganadero fuera de este rango de edad pertenecerá a la misma si cumple con el empleo de la tecnología.
Sin embargo, y contra el pronóstico de la facilitación que presumiblemente aportan estas herramientas, los ganadero@s 4.0 se enfrentan a dilemas, cotidianos algunos y de gran enjundia otros de ellos.
En la era de la información, la interconectividad permite la recepción de innumerables estímulos, noticias y pautas de actuación. Estas proceden de variopintas fuentes y, probablemente, de dispares rincones del globo. Sin ánimo de ser receloso, gran parte de este “conocimiento” puede ser contraproducente si es incompleto, inadecuado o erróneo. En cambio, una vez filtrado, la porción restante se convierte en el oro más valioso, ahorrando tiempo y dinero al explotador.
Es ahí donde radica la imperiosa ventaja que ofrece que el ganader@ actual sea una persona formada, técnica y económicamente, crítica con la información recibida y sensata a la hora de tomar decisiones. Discernir con seguridad y premura qué aporta, qué es banal y qué resulta disparatado, permitirá que la globalización reme a favor del devenir de la explotación y no suponga un lastre, porque lo que funciona en la India, puede ser útil o no serlo en Canadá.
En segundo lugar, la automatización de procesos cambiará paulatinamente la vida y el empleo en el sector cuando alcance su máximo exponente 4.0. Así, es factible que las granjas del futuro alcances tales niveles de robotización que el ganadero controle, desde un despacho, sí estimado lector, desde un despacho y con un ordenador sobre la mesa, todos los procesos de su explotación.
Con la polémica zanjada, pues no desaparece la mano de obra del sector, sino que, de nuevo se transforman los puestos de trabajo en otros de diferente índole y mayor cualificación, otra vez más se pone de manifiesto cómo el ganader@ actual y del futuro debe disponer de unos conocimientos, por mínimos que sean, de informática, mecánica, electrónica, sensórica e, incluso, programación.
Puede parecer disparatado, y más de un lector, tras estas líneas pensará que “para eso están los técnicos”. Y, es cierto, los técnicos existen, pero para la resolución de problemas menores en cortos intervalos de tiempo, o el correcto control por parte de los proveedores de servicio técnico o incluso los instaladores de sistemas, un nivel adecuado de conocimiento, será un aporte que pueda marcar la diferencia entre una explotación funcional y rentable y otra que pueda plantearse que en camisa de once varas se ha metido cuando podía haber continuado simplemente en el escalón de la, ya prácticamente fuera de juego, y obsoleta mecanización.
Por último, la aparición de datos en tiempo real permite una gestión mucho más precisa, recortando tiempos improductivos y ajustando a las necesidades de la producción los recursos de forma casi inmediata, y sobre todo, con unas menores necesidades de mano de obra. Pero no es así de sencillo, dado que para lograr lo que se indica, es necesario tener los conocimientos necesarios para la gestión de los datos obtenidos de forma que la estadística y el empleo o diseño de modelos, en menor o mayor nivel, entran a formar parte de la explotación ganadera como nunca había ocurrido.
En contraposición a todas las necesidades vanguardistas expuestas, los ganader@s 4.0 también están condenados a entenderse con la tradición. Los métodos de sapiencia y modus operandi que han estado vigentes, en muchos casos localmente, en otros globalmente durante siglos, son funcionales. Y es más, pueden ser tremendamente útiles cuando la tecnología hierra o los sistemas caen temporalmente.
Además, el empleo de las técnicas más tradicionales permite sistemas de explotación adaptados al terreno y, en gran porcentaje de las ocasiones, más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, y no por su espíritu original sino por la tendencia de optimización de los recursos y economía de subsistencia en la que se idearon.
En el ámbito del Marketing, la promoción y en última instancia la venta, el carácter masivo y principalmente urbano, por no decir urbanita, del cliente final ha propiciado la demanda de lo genuino, la vuelta a los orígenes en el producto final y su forma de producción.
Por todo ello, los ganaderos y ganaderas de hoy en día y su generación en conjunto y como gremio, se enfrentan a varios retos. Por una parte, cuentan con una batalla que ganar a la ciencia y la tecnología, formándose cuanto puedan para dominar los sistemas implantados en su explotación. A la par, lograr encontrar la determinación y la financiación necesarias para realizar las inversiones que les permitan la implantación de estos nuevos sistemas. Por otra, combinar en una misma receta lo nuevo y lo convencional, lo fresco y lo genuino en la proporción adecuada en cada caso para, a todas luces, hacerse un hueco estable y sostenible en el tiempo en una era en la que la evolución es continua y el mercado no siempre es estable.
El concepto de ganader@ ya ha cambiado. La mano de obra y manejo de maquinaria es el pasado. El ganadero y ganadera actual y futuro son profesionales cualificados y técnicos, gestores de recursos, analistas…
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