Jefas y jefes, ¿cómo son los mejores?

Tanto si estamos en una granja de vacas o en cualquier otra empresa, siempre existe la figura de esas personas con grandes responsabilidades, que habitualmente tienen personas a su cargo y que por lo general no tienen muy buena fama. Efectivamente, hablamos de los jefes. Y dependiendo de cómo sean éstos, tanto las personas que dependen de sus decisiones, como las propias empresas a las que representan, todos irán a la deriva, se hundirán o llegarán a buen puerto con la satisfacción de haber trabajado bien y logrado buenos resultados.

Y va a depender no solo de sus actitudes y aptitudes, sino del equipo de personas que les rodean, que son parte fundamental para cumplir los objetivos. Lo cierto es que la mala fama de los jefes está justificada en muchos casos, pero aquí queremos resaltar que en el mundo de los negocios, hay mujeres y hombres con cargos de responsabilidad que lo hacen francamente bien.

Posiblemente, algunos de los que leáis esto ahora mismo os preguntéis: ¿entonces existen?, que va!. Otros seguramente ya trabajéis junto a ellos. Y si vuestro caso es que ya sois jefes, quizás estéis pensando si os valoran como buenos, malos, regulares,…Os contamos a continuación algunos de los aspectos para saber cómo lo hacen los mejores:

· Los mejores jefes están convencidos del equipo de personas que han contratado y están seguros de sí mismos, con lo que no dudan a la hora de delegar las tareas y no están encima de nadie, no muestran desconfianza y además transmiten pasión y seguridad en sus proyectos, para que su equipo trabaje al máximo rendimiento.

· Eliminan el ego personal y prefieren tener a los mejores en su barco, pues en muchos casos no es necesario que sepan más de todo que nadie, sino que saben dirigir a su equipo para lograr los objetivos, conociendo -eso sí- mejor la empresa que ninguno. Y en esa actitud de liderazgo (que no de tiranía), actúan como motor de la empresa, sabiendo sacar de cada persona con la que trabajan su mejor versión personal y profesional, para que la desarrollen de forma individual y colectiva. Cuando se logran cumplir los objetivos de la empresa, controlan además que las ‘medallitas’ no se pongan, ni en sí mismos, ni en una sola persona, sino que dan el reconocimiento al trabajo de todos.

· Valoran las cosas que verdaderamente importan: cómo se encuentra cada persona de su equipo, si hay un buen ambiente de trabajo, valorar todo el proceso del proyecto junto con el resultado final, tener muy en cuenta el compromiso de cada una de las personas con las que trabajan,…, y no hacen un mundo de aquellos ‘pequeños errores puntuales’ que a veces pasan (un día llegar un poco tarde -por ejemplo- cuando otros días ha tocado quedarse un poco más).

· Atienden las sugerencias e ideas de su equipo, motivan la ilusión, la creatividad y aquellos aspectos que sean necesarios para que su empresa pueda avanzar hacia el éxito. Además, harán lo posible para que esas propuestas se puedan desarrollar y poner en marcha.

· Son constructivos y ante cualquier situación complicada, son sinceros para contar las cosas tal cual son, analizan la situación y buscan las soluciones y no la culpa, ni la personalización de la misma en una sola persona. Se hacen cargo de la situación, asumiendo su cargo y la responsabilidad que tienen, transmiten confianza y no pierden el tiempo con lamentos y broncas que dejen la moral de todos por los suelos.

· También son personas y se equivocan, y no tienen ningún problema en disculparse por los errores cometidos. No es nada fácil tomar decisiones importantes, que influyan en la empresa. Pero de la misma manera, saben comprender los errores de cualquier componente de su equipo.

Al final, tanto si se es jefe, como si no, lo importante es saber que en una empresa todos vamos en un mismo barco y que para que no naufrague, necesitará de lo mejor de cada unos de nosotros.

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