La OPL pide protección especial para el sector más débil de la cadena

La Organización de Productores de Leche (OPL) lamenta que las medidas que dicen desde el Gobierno que han implantado para paliar la crisis del sector lácteo no han servido para nada. Se quejan de que tanto las ayudas, como los préstamos “no solucionan el problema, simplemente permiten un pequeño alivio a corto plazo, parches para aguantar malviviendo, pero no para que el ganadero resista y continúe su actividad”.

El presidente de la OPL, José Alberto Martín, insiste en que el sector más débil de la cadena alimentaria necesita protección especial, “siendo el sector que produce uno de los alimentos más perecederos y que surge prisa para que se envíe a transformar, se deben implantar, como ya se pidió en su día, unos costes mínimos de producción que deben ser pagados al ganadero productor. Deben detener el libre albedrío que se le permite a la industria y a la distribución”. En este sentido, denuncian como esta semana la cadena de distribución Eroski “machaca y arruina a una cooperativa de producción y transformación de leche, ofertando su producto a 0,25 céntimos. Una cooperativa que tiene miedo a denunciar estos hechos por si la toda poderosa distribución les deja su leche sin posibilidad de ventas”.

“Vivimos con miedo por no estar protegidos por las autoridades, que deberían velar porque no se produzcan abusos a ganaderos y cooperativas. Las posiciones dominantes de distribución e industria machacan al sector más débil”. Martín explica que el problema es que el producto es de una cooperativa que ha iniciado el envase de su propia leche recién ordeñada y transformada, “cuesta mucho meterla en el mercado y si las grandes superficies comerciales la regalan, utilizándola como producto reclamo, sin importarles perder dinero en la venta de leche para atraer clientes, ya que les cobran más en otros productos, lo que hacen es devaluar dicha marca en concreto”. Además, recuerdan que la venta de leche a pérdidas es delito y, por ello, exigen más controles, vigilancia y sanciones reales.

Advierten que con estas prácticas, además, “se hace dudar a los consumidores si el producto es realmente leche o no. Hacen daño a esta marca y arrastran a otros supermercados y tiendas a bajar el precio de la leche para poder competir en ventas”. Añaden que muchos casos no se denuncian y los que sí “la sanción es mínima, comparada con el beneficio de dicha práctica, así que no supone ningún problema para los supermercados. La industria, en todo caso, con apretar al ganadero y bajar la calidad lo arregla”.

Inciden en que los contratos nuevos, firmados hasta abril del año próximo, siguen siendo abusivos y no reflejan ni mejoras, ni subidas ni tampoco las del Inlac, unos aumentos que si hubo en el resto de Europa. “No sirve de nada estar en una OP de negociación, si seguimos sin tener fuerza negociadora, por culpa de la presión que ejerce la industria y por la falta de leyes que hagan algo al respecto”.

La OPL asume una bajada en el consumo de leche líquida, pero también sabe que muchos productos elaborados con leche están subiendo en el mercado, porque no hay oferta y sí mucha demanda. Se preguntan a dónde van a parar las ayudas que la industria recibe para invertir en competitividad y a dónde los beneficios que han obtenido. “Muchas empresas operadoras han triplicado beneficios a pesar de la crisis láctea, una crisis que solo vive el ganadero, en realidad”, afirman en base a unas declaraciones de renta que son públicas.

Por último, José Alberto Martín señala que las granjas son un medio de vida de muchas familias, que mantienen vivo, además, al medio rural, generando riqueza y puestos de trabajo. Con precios dignos y subidas de 0,03 a 0,05 céntimos se podría crear más empleo y detener la esclavitud del productor. En una granja media supondría un empleado más y descansos dignos para unos productores autónomos. “Somos trabajadores indirectos de la industria, deberíamos de estar protegidos como sus empleados directos. Tenemos los mismos derechos. Hablan de un libre mercado, pero no es real. Siendo la mantequilla un derivado de la leche, vemos los contratos e industrias que no transforman en mantequilla venden la leche que nos han comprado a otras que sí y hacen negocio ejerciendo de intermediarios. Así que no todo depende de la oferta y la demanda. Dicen que no se pueden regular los precios, pero, de hecho, se hace con los de la electricidad y el combustible”. Desde la Organización de Productores de leche estudian actos de protesta y reivindicación si no se implantan medidas que arreglen verdaderamente la situación.

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