Vacas en ordeño con foto antigua ordeñando una vaca

Los ganaderos del siglo XXI

Si Marty McFly se bajase de su DeLorean a las puertas de una granja lechera, por ejemplo, de la Galicia de los años 60, pero incluso de los 80, probablemente encontraría a un sujeto con aproximadamente 20 o 30 vacas, sentado con una banqueta al costado de una de ellas mientras la ordeñaba manualmente vertiendo la leche en cubos y cántaras.

ICONO DE VACA LECHERASi nuestro protagonista le hubiera narrado a este paisano cómo, años más tarde, la vaca acude voluntariamente a un robot de ordeño que, automáticamente, realiza en cualquier momento del día la ardua labor manual que desde antaño ha sido un quebradero de cabeza para los ganaderos de leche, el grado de perplejidad de éste hubiera sido inaudito.

La situación en la que se ve sumido el campo, y como actividad inmersa en su entorno la ganadería, es paradójica: una realidad que evoluciona muy rápido y de la que es consciente, pero a la par a la que no siempre puede sumarse por la falta de recursos e infraestructura o a la que resulta complicado llegar a tiempo.

El ganadero del siglo XXI, se enfrenta a un reto continuo en términos generales, del que cuelgan retos particulares y concretos. Se trata de convertir la ganadería en una actividad igual de tecnificada y valorada por la sociedad, de forma que ocupe una posición estratégica y relevante a nivel político-económico.

Ganadero años 50 ordeñando una vaca

De esta forma, el ganadero de leche, dispondrá de los recursos necesarios para, con el apoyo de la ciencia poder avanzar en dos sentidos. Por una parte, contar con la posibilidad de aprender, y disponer de personal especializado y formado para la atención de su explotación. Por otra, y no menos importante, el manejo cada vez más automatizado de una explotación con rumbo de ser semi-autónoma.

ICONO LIBRETA ARTÍCULOSEste segundo objetivo a lograr es especialmente importante. “Hijo, voy a quitar las vacas que son muy esclavas” o “Hija, estudia y no sigas con esto, que es muy sacrificado”. Seguramente, estas dos frases o algunas muy similares resulten familiares a muchos de los lectores. El relevo generacional, tan comprometido, tiene por motivos una rentabilidad económica muy limitada pero sobre todo, el esfuerzo en términos de trabajo que requiere la actividad.

La implementación de sistemas autónomos, en los que la sensórica, la robótica y la inteligencia artificial sean la vía para implantar a la larga máquinas casi autónomas en las que el machine learning permita la toma de decisiones previamente aprendidas, pueden conducir a jornadas mucho más comedidas y confortables para los explotadores de una empresa pecuaria lechera.

Botellas de leche con un móvil y vacas en el prado

Icono tecnología en la agriculturaY los pequeños ejemplos de avance actuales son sencillos pero patentes. Un robot arrimador de la ración a las cornadizas ahorra alrededor de, mínimo, dos horas diarias de trabajo. Una amamantadora automática no sólo ahorra tiempo al ganadero, si no que garantiza un crecimiento más homogéneo del lote y reduce las patologías en las primeras semanas de los terneros. Y un robot de ordeño, aumenta la producción lechera y permite el control y análisis autónomo de ésta.

Bien es cierto que la inversión en estos equipos es elevada y requiere de la posibilidad económica inicial para poder arrancar con el cambio en la explotación. No obstante, los cambios graduales pero continuos, comenzando por alguno de ellos pueden ir mejorando los resultados productivos, económicos y de bienestar laboral del propietario o de la plantilla de la explotación, conduciendo al aumento de las posibilidades de mejora en los años venideros.

··· En definitiva, el ganadero del siglo XXI debe ser resiliente, es decir, resistente al cambio y de fácil adaptación a éste. Pero también valiente, adoptando las soluciones técnicas más avanzadas para estar a la vanguardia de la industria, poniéndose a la par con otros sectores.

Aunque resulte inverosímil debe ser prudente, y basar sus decisiones en datos técnicos y económicos, para lo que se espera que sea una persona formada, asesorada si es necesario, y conocedora de las bases científico-técnicas de la actividad.

Sala de ordeño moderna con vacas raza Frisona

Por último, debe ser una persona perseverante y paciente para, con el trabajo que implica la adquisición y aplicación de todas las habilidades expuestas, lograr materializar a medio o largo plazo el cambio que necesita la explotación en particular y el sector en general, para su pervivencia en el tiempo, un confort mayor para las personas que lo integran y una rentabilidad segura y superior a la actual, convirtiendo al sector de la leche en una actividad empresarial y laboral interesante, a un nivel parejo y competitivo con otras actividades productivas o industriales.

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