Los ganaderos españoles siguen percibiendo menos por la leche que los productores europeos
Con los últimos datos del mercado de la leche publicados por la Comisión Europea, correspondientes al mes de agosto, de nuevo España tiene unos precios inferiores a la media comunitaria e inferiores a los de los principales países productores que exportan a España, especialmente Francia, pero también Holanda o Alemania. Así, los ganaderos españoles cobraron la leche a 31,07 euros por cada 100 kilos, un 7,28% menos que la media de la Unión Europea, que fue de 33,51 euros por cada cien kilos. En Francia, nuestro máximo competidor, el precio ha sido todavía mayor, de 35,71 euros por cien kilos. “Algo difícil de explicar, cuando los ganaderos franceses exportan porque producen más de lo que consumen, y sin embargo España es deficitaria: producimos 7.135.033,10 toneladas, mientras que nuestro consumo de leche y productos lácteos es de 9.551.242 de toneladas”, denuncia Asaja Castilla y León.
Estos datos sobre la evolución de los precios de la leche se recogen en el Observatorio de Precios de la Leche de la Comisión Europea, informe en el que se constata que, desde 2010, las cotizaciones son mucho más bajas en España que en el resto de los países competidores. Un hecho que, pese a las numerosas denuncias del sector, no se ha corregido, por lo que Asaja apunta que “es fundamental que las administraciones hagan entender a la industria que cualquier ayuda o apoyo institucional que reciban tiene que estar supeditado a que paguen justamente a los ganaderos”.
Para la organización profesional agraria, la industria láctea española ha actuado con “pereza y desidia, dejando que las de otros países competidores se modernizara y avanzara como potencias exportadoras”. Tras la supresión del mercado de cuotas, en lugar de apostar fuerte por el sector y abrir mercados, “las industrias lácteas españolas han optado por seguir al ralentí, mantenido de facto las cuotas, ya que el ganadero que quisiera producir no tendría quien le comprara la leche”, señala Asaja. Sin crecer, sin modernizar, sin abrir mercados, la única manera de ajustar su cuenta de resultados es exprimiendo al ganadero, el primer eslabón de la cadena.
Asaja denuncia que las consecuencias de la falta de competitividad de la industria láctea española las está pagando el ganadero, al que le desprecian su producto devaluándolo y negándose a comprar todo lo que produce o puede producir. La legítima aspiración del ganadero español y de Castilla y León, para incrementar la producción hasta cubrir las necesidades del país, cifradas en unos 9,5 millones de toneladas de productos lácteos al año, se ven truncadas por una industria láctea que no es capaz de competir con la de otros países europeos ni es capaz de salir a la exportación dentro y fuera de la Unión Europea.