Los niveles de consumo de carne en España son adecuados para una alimentación equilibrada
Los niveles de consumo de carne actuales en adultos no suponen riesgo para la salud, tal y como se desprende del estudio ‘Unprocessed Red Meat and Processed Meat Consumption. Dietary Guideline Recommendations from the nutritional recommendations (nutriRECS) Consortium’, publicado en la revista médica ‘Annals of Internal Medicine’, del American College of Physicians, una de las publicaciones más prestigiosas y citadas en el campo de la medicina, según informa Carne y Salud
Una exhaustiva revisión de estudios concluye que las recomendaciones actuales de ingesta, en torno a las 2-4 raciones semanales, se pueden mantener perfectamente para un patrón de alimentación segura, equilibrada y saludable. En este sentido, hay que resaltar que en España el consumo medio de adapta perfectamente a estas recomendaciones, ya que se consumen aproximadamente 50 gramos/día de carne y alrededor de 35 gramos/día de productos cárnicos, según los datos oficiales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, una ingesta moderada y muy alejada de los niveles de consumo de carne roja y productos cárnicos que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS-IARC) considera como un “consumo alto” y desaconsejado.
La carne es un alimento que incorpora múltiples beneficios nutricionales en el marco de una alimentación variada y equilibrada ya que aporta proteínas de alto valor biológico, vitaminas y minerales fundamentales para un correcto desarrollo del organismo y estado de salud y bienestar.
De hecho, la carne contiene importantes nutrientes -como la vitamina B12- que solo se pueden obtener de alimentos de origen animal, por lo que prescindir de la carne en la alimentación supondrá un factor de riesgo de deficiencias nutricionales que pueden desencadenar enfermedades como la anemia, la sarcopenia, mayor riesgo de ictus, etc.
En España se sigue el patrón de la Dieta Mediterránea, que se caracteriza por ser rica en fibra, frutas y vegetales junto con un consumo adecuado y variado de carne y productos cárnicos, priorizando los cortes magros de la carne y utilizando técnicas culinarias saludables. Por ello la inclusión de la carne y derivados en la dieta se considera un hábito saludable, atendiendo siempre a las recomendaciones de los expertos en nutrición y acompañado de un estilo de vida activo.