#sábadocanalla: Unidos contra los estafadores
Son noticias que salen de vez en cuando a los medios de comunicación generalistas y que, aunque los que estamos en el sector sabemos que son casos aislados, llevan al gran público a tener ideas equivocadas sobre la profesionalidad y el saber hacer de la gran mayoría de las personas que se dedican al sector ganadero y agroalimentario. Sin embargo, debido precisamente a esa alarma social que generan, debemos mostrarnos unidos e intolerantes contra cualquier práctica que suponga reducir la seguridad alimentaria o estafar a los consumidores.
Lo leímos hace unos días en el periódico Las Provincias: “La Audiencia Provincial de Castellón ha condenado a tres años y nueve meses de prisión por un delito de estafa a un carnicero que camufló carne de caballo entre los lotes de vacuno que vendió a una empresa distribuidora. El acusado, que tenía una sala de despiece, compraba canales completos de ganado vacuno, equino y de ciervo y luego los despiezaba en sus instalaciones y elaboraba lotes de carne deshuesada que vendía a distribuidores al por mayor, que a su vez los revendían a firmas minoristas.
Entre 2012 y 2013, el carnicero introdujo de forma clandestina parte de carne de caballo, de menor valor que la de vaca, en los lotes de vacuno que vendía a una empresa mayorista de la localidad valenciana de Torrent. En las etiquetas de trazabilidad de esos lotes, donde figuran datos como el tipo de carne, la fecha de sacrificio del animal, el país de nacimiento o el de crianza, el carnicero solo especificaba que el producto suministrado era íntegramente vacuno”.
Hay que dejar claro que la carne de caballo es un producto totalmente legal y que cumple con todas las normativas sanitarias. No es ilícito vender carne de caballo, pero sí hacerlo como si fuera de vacuno. Ahí viene el problema, en el engaño al consumidor. Ante los estafadores, tolerancia cero.