Aragón destaca el papel de la trashumancia en la conservación de paisajes y razas autóctonas
Más de un millar de cabezas de vacuno de la Mancomunidad Ganadera del Valle de Broto ya pastan desde el pasado 22 de julio en los puertos franceses del Pirineo central, en torno al ibón de Bernatuara, un terreno francés con hierba española.
Como cada año desde hace más de un siglo, a las 6.00 horas del pasado miércoles, el ganado altoaragonés partía desde Bujaruelo hacia el ibón de Bernatuara acompañado por ganaderos, vecinos y, en esta ocasión, también por el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona. Desde el Valle de Ossau y a la misma hora, también se ponía en marcha otro grupo de vecinos, visitantes y representantes políticos galos para darles la bienvenida y revivir una tradición fuertemente arraigada a esta tierra: la trashumancia desde el Valle de Broto a Francia, según publica Feagas.
“Se trata de un recorrido paisajísticamente espectacular que, partiendo de Bujaruelo alcanza el ibón y el paso de Bernatuara para llegar a unos increíbles pastos cuyo aprovechamiento corresponde al Valle de Broto, a pesar de que se ubican en territorio francés. Un paisaje piscícola que no existiría sin el aprovechamiento ganadero secular que lo ha generado”, explica el consejero Olona, quien destaca la hospitalidad con la que los galos, incluidas sus autoridades, reciben a los ganaderos aragoneses.
Hasta el 22 de septiembre, las reses permanecerán pastando en el Ibón Bernatura. Así lo acordaron Francia y España el 14 de abril de 1862, a través de la firma del Tratado de Bayona, y así se revive cada año desde entonces. Sin embargo, más allá de ser un traslado ganadero, el evento se siente en la zona como una auténtica fiesta que atrae a muchas personas y que se concibe como un acto de hermanamiento.