Durante el primer mes de vida de un ternero, su alimentación resulta fundamental para su cría

Es clave que, en las dos horas posteriores a su nacimiento, ingiera la mayor cantidad de calostro posible: una secreción clave en el desarrollo del sistema inmunológico. 

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En las tres primeras semanas necesitan alimentarse de leche de la madre, pero a partir de ese tiempo, se pasa a los sustitutos. Estos deben de asemejarse lo más posible a la leche materna y contener todos los nutrientes que necesita el ternero para crecer. 

Algunas de estas son: 

1. Rico en grasa y, si es posible, homogeneizada para mejor absorción.
2. Que incluya vitaminas y minerales antioxidantes. Estos ayudan a fortalecer el sistema inmunológico.
3. Debe contener proteínas lácteas de calidad.
4. Productos diseñados que ayuden la absorción de nutrientes y al desarrollo de las papilas ruminales.
5. Es recomendable que ayuden a la palatabilidad y digestibilidad.

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