La contribución de Nanta para potenciar la sostenibilidad en el sector agroalimentario
Reciclar y valorizar los residuos de nuestra actividad, el punto limpio “Econanta” y la economía circular son algunas de las iniciativas por las que destaca la actividad de Nanta
En 2021 la compañía recicló la mayor parte de sus residuos
La energía empleada en Nanta es “energía verde cero emisiones”
Para Nanta, compañía líder en la fabricación y comercialización de piensos compuestos para animales en la península ibérica, la sostenibilidad de sus actividades es un trabajo del día a día. Un valor añadido al buen hacer y excelente trabajo de esta empresa que se suma a su amplio conocimiento nutricional, técnicas y tecnologías punteras, y servicios de apoyo y consultoría para sus clientes.
Además de sus productos y proyectos ligados a la sostenibilidad, como es el caso de su iniciativa Granja Circular para el avance de la ganadería en este sentido, tanto sus 16 fábricas repartidas por todo el territorio nacional, como su sede central situada en Tres Cantos (Madrid), destacan por su apuesta por la protección y conservación del medio ambiente. Nanta es consciente de los impactos ambientales que puede tener su actividad en el entorno y trabaja intensamente en minimizarlos. Así, cuenta con un sistema de gestión medioambiental basado en las normas ISO 14001 mediante el que se identifican y evalúan los posibles aspectos ambientales con el objeto de tomar medidas para su control o reducción.
«Anualmente llevamos a cabo una evaluación de impactos ambientales en cada una de nuestras plantas, determinando los riesgos y oportunidades y, en función de ello, aplicando el principio de precaución establecido en nuestros procedimientos de gestión ambiental, realizamos una planificación de mejoras medioambientales y fijamos planes de emergencia medioambiental revisados y certificados externamente», explican desde la compañía.
Compromiso con el planeta
De esa forma, atendiendo a los residuos, la totalidad de las fábricas de Nanta trabajan bajo el criterio de la valorización y el reciclaje, limitando los residuos directos derivados de sus operaciones y gestionado de la mejor forma posible estos, priorizando la reutilización y reciclado y evitando su traslado al vertedero, lo que han hecho llamar proyecto ‘cero residuos a vertedero’. En cuanto al diseño de sus productos y envases, la política que mueve la actividad de Nanta es la economía circular, apostando nuevamente por el reciclado y reutilización.
«Todos los centros de Nanta disponen de un punto limpio llamado “Econanta” destinado a recoger todos los residuos generados por la planta. Estos están perfectamente clasificados para su correcta gestión con el correspondiente gestor de residuos autorizado», añaden desde la organización. Así, en 2021 la compañía recicló la mayor parte de sus residuos.
Por otra parte, Nanta se esfuerza por emplear las materias primas con la mayor eficiencia posible. Este es el caso, por ejemplo, de la energía, optimizando su uso mediante el empleo de iluminación de bajo consumo tipo led o mejorando los sistemas de arranque de la maquinaria, entre otros. Además, la energía empleada en Nanta es “energía verde cero emisiones”. Lo mismo ocurre en el caso del consumo de agua, contando ya en numerosas plantas con sistemas de osmosis inversa que reduce los vertidos contaminantes y optimiza el proceso.
La huella de carbono es otro de los principales retos para todas las empresas a nivel medioambiental. Desde Nanta trabajan igualmente para reducir los gases de efecto invernadero apostando por energías limpias que generen el menor impacto posible sobre el medio ambiente. Así, se están eliminando los combustibles fósiles más contaminantes, optando por sistema de movilidad eléctricos, por ejemplo, en carretillas o en la flota de vehículos (etiqueta ECO).
Con estas medidas, Nanta se compromete a proporcionar soluciones nutricionales y de precisión sostenibles y de gran calidad con las que crear alianzas duraderas con los ganaderos y garantizar, a su vez, la seguridad alimentaria de los consumidores de proteína animal, tal y como marca la estrategia europea “De la granja a la mesa”, a partir de acciones sostenibles y acordes al bienestar animal y medio ambiente.