Las ventajas del ensilado en el cebo
La sustitución del 70% del concentrado por silo de maíz no afecta a los principales parámetros productivos de los terneros
Este sistema de alimentación de los animales alarga la vida útil de la carne, lo que tiene una gran implicación en grandes superficies
El consumo de carne en el vacuno se encuentra comprometido, debido a la presión de diferentes grupos en la sociedad que acusan a la producción ganadera de atentar contra el bienestar de los animales o de ser responsable de una parte importante de la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero. Por lo tanto, el consumo de carne de vacuno en los hogares sigue a la baja. De esta premisa parte un estudio realizado por María del Mar Campo Arribas, del Departamento de Producción Animal y Ciencia de los Alimentos de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, publicado en la Red de Intercambio de Conocimiento Agroalimentario (RICA).
El efecto positivo de todas estas circunstancias se circunscriben a que el mercado ofrezca un muy amplio rango de precios, lo cual favorece que la carne diferenciada sea apreciada por un nicho concreto de consumidor, que está dispuesto a pagar un alto precio siempre que la alta calidad esté garantizada.
ALTERNATIVA AL CEBO TRADICIONAL
El cebo de terneros en España se realiza mayoritariamente de manera intensiva con piensos, lo que permite que el ciclo productivo se acorte y que la mayor parte de los animales se sacrifiquen antes de los 15 meses de edad. Por lo tanto, además del coste de compra del animal por parte del cebadero, el gasto en alimentación supone el mayor porcentaje de los costes de producción en el sistema intensivo, según describe el artículo de la investigadora de la Universidad de Zaragoza.
“Una alternativa para rebajar estos costes ha sido el uso de materias primas muy interesantes en determinadas regiones por su disponibilidad, como puede ser el silo de maíz, para incluirlas en la ración. El uso de este alimento no es nuevo, pero en ocasiones el mercado de materias primas hace que su precio más bajo propicie su inclusión en la formulación de las dietas. Debido a su bajo contenido proteico, se ha planteado su incorporación en un porcentaje de la ración principal además del concentrado, y es éste el aspecto central en el que se basa este documento, puesto que los cambios en alimentación pueden estar asociados a un cambio en la calidad final de la carne”, según señala Campo Arribas.
RESULTADOS CON ENSILADO DE MAÍZ
La investigación realizada por la Universidad de Zaragoza se centró en sustituir el concentrado en un 70% durante el periodo de cebo. El principal resultado es que no se alteran los parámetros productivos en cuanto a la ganancia media diaria, el rendimiento canal de los añojos o su engrasamiento, aunque se observa una tendencia a una menor conformación en las canales de animales que reciben silo de maíz.
Una de las principales consecuencias que produce el cambio de las materias primas de la dieta es el cambio en la composición del perfil de ácidos grasos, puesto que el silo de maíz aumenta el porcentaje de ácidos grasos poliinsaturados de la serie n-3 en la grasa intramuscular. Esta reducción es deseable desde el punto de vista de salud humana, pero no lo suficiente para considerar este valor como ideal.
“En el color de la carne, la alimentación con silo aumenta la luminosidad, disminuye el índice de rojo y tiende a disminuir la saturación del color. La mayor cantidad de pigmentos que presenta el maíz no ha incrementado de manera significativa el color amarillo de la carne en esta categoría comercial, color que es rechazado por determinados consumidores que prefieren comprar piezas de grasa blanca. La dureza y la capacidad de retención de agua de la carne de músculos de piezas comerciales de segunda o tercera categoría, como el redondo o el pecho, no están afectadas por el tipo de alimento, pero el lomo, que es una pieza de categoría extra con menor contenido en tejido conectivo, se ve beneficiado con el silo en la ración al aumentar su terneza”, señala el informe.
Por último, en relación a la calidad sensorial, el silo de maíz mejora la terneza y el sabor de la carne en las tres piezas comerciales mencionadas anteriormente, aumentando además un día la aceptación visual de la carne del lomo a la hora de la compra, según desvela la investigación. Casi el 50% de la venta de carne de vacuno se realiza hoy en día en grandes superficies, donde la vida útil del producto es muy importante. La pérdida de una apariencia agradable supone grandes pérdidas al sector, puesto que el consumidor la deja en la estantería y debe ser retirada de la venta.
“La ventaja del ensilado es que todavía mantiene un porcentaje de antioxidantes naturales, fundamentalmente α-tocoferol, que no se ha perdido durante el procesado, y que son incorporados en la membrana de la célula, alargando la vida útil del producto. De ahí el interés en utilizar este alimento en la ración del animal, dependiendo de la disponibilidad del mismo”, concluye el artículo.

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