Ni en tiempos de coronavirus. Ni con la sociedad tomando conciencia de que el trabajo de agricultores y ganaderos es absolutamente fundamental y esencial, ya que son el primer eslabón para asegurar que los pasillos de los supermercados estén abastecidos de alimentos de calidad y seguros. Ni en estos tiempos de confinamiento en la que todos agradecemos los alimentos. Ni ahora descansan los enemigos de la carne, especialmente los de la carne roja, como es el caso de la procedente del vacuno.

En este tiempo de ‘fake news’, no es extraño que cada dos o tres días salga a la luz aquel tristemente famoso informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizado con el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, que concluyó en clasificar a las carnes rojas en el grupo A2, lo que indicaría que hay una asociación positiva entre las carnes rojas con la aparición de cáncer. Sin embargo, debemos recordar que la propia OMS se desmintió a sí misma para decir que no hay una causalidad directa entre los dos factores, y que es probable que haya otras explicaciones detrás de las observaciones. En otras palabras, no puede afirmarse con plena certeza que la carne roja cause cáncer.
De todos modos, con la que está cayendo, hay todavía quién se preocupa en restringir su dieta, cuando está demostrado que lo mejor que puede hacer el ser humano es tomar una dieta equilibrada. Algo que se considera fundamental para potenciar el sistema inmunitario.