#sábadocanalla: Muy mal Masterchef, pero que muy mal por olvidar el vacuno
Nos gusta la moda de los programas de televisión de concursos gastronómicos. Nos gustan porque es una forma cómoda y directa de acercar a muchos consumidores algunos productos agroalimentarios de los que nunca oirían hablar. Estos programas televisivos ayudan a crear imagen del producto, a reinventar algunos que pudieran pasar por ‘viejunos’ y a popularizar otros de extraño nombre. Acercan la cocina y, por lo tanto la comida, al gran público. Y cuando decimos ‘gran público’ queremos decir eso, ‘gran público’, gracias a sus audiencias millonarias.
Por esa razón, los canallas también disfrutamos de esos programas de televisión en nuestros momentos de ocio. El pasado martes, en la emisión por La 1 del capítulo correspondiente a MasterChef Junior, los aspirantes a cocineros de mayores viajaron, junto con todo el equipo, a Ávila. Provincia castellana de gran tradición ganadera. Necesita poca presentación. Viendo la televisión, los canallas nos vanagloriábamos con pensar que la IGP Carne de Ávila sería gran protagonista de la prueba que debían afrontar los chavales. El vacuno iba a tomar ese primer plano por derecho propio… Pero no fue así. Los niños entre 8 y 12 años debían cocinar sopa castellana, mollejas de lechazo, besugo con salsa de almendra y yemas de Santa Teresa.
Nada que objetar al entrante y al postre. Abulenses al cien por cien. Respecto al lechazo, que los compañeros ganaderos del ovino nos perdonen, pero mucho más representativa es la carne de vacuno. Y como plato principal, representativo de Ávila, un besugo. Es conocida la tradición que existe en algunas comarcas interiores de cocinar con acierto los productos del mar, pero ese besugo seguro que no había sido pescado en el río Adaja. Y mientras tanto, la IGP Carne de Ávila tuvo que conformarse con ser nombrada de pasada al principio. Vaya forma de finalizar el año…