Parece que todo da igual en el sector lácteo. Se suceden a diario las malas noticias, las explotaciones no acaban de salir del alambre de la rentabilidad y la igualdad entre productores y transformadores en los procesos de negociación de los precios de la leche sigue siendo una quimera. Sin embargo, lo más triste es que da la impresión de que en ocasiones el sector productor está totalmente adormecido, en lo que se refiere a cuestiones reivindicativas, sin capacidad de reacción ni siquiera de queja.

No queremos señalar en esta tribuna del sábado que no haya voces que luchen por el sector lácteo día a día. Lo hacen y tienen muchísimo mérito. Reivindicando buenos precios y condiciones justas en todos los lugares en los que el sector lácteo necesita una buena representación. El problema es que la mayor parte de los ganaderos se encuentran atrincherados en sus propias circunstancias y sin darse cuenta de que el beneficio común es el primer paso para conseguir el beneficio propio.

Suena a tópico, pero no lo es. La unión hace la fuerza. Los ganaderos tienen que darse cuenta de que unidos son mucho más importantes, tienen más poder y pueden alcanzar sus objetivos de una forma más rápida. Que el sector despierte para luchar por sus metas.