Acabado: ¿la cebada como una opción rentable?
El acabado o fase final del cebo supone, a nivel nutricional, un hándicap para el ganadero. Por una parte, éste desea apurar la curva de engorde-tiempo de ocupación y lograr el mayor rendimiento posible para las canales.
Por otra, la ralentización de las ganancias medias diarias, para la importante ingesta diaria de piensos, reduce la rentabilidad de la plaza de cebo.
Sin duda alguna, para cada tipo genético y momento productivo, es preciso encontrar un equilibrio razonable. Pero y si, como sugería el Profesor Daza Andrada en su última publicación para Vacuno de Élite, se plantea el empleo de cebada como sustituto del pienso de engorde, empleado para todo el ciclo en gran parte de las explotaciones, o de acabado, empleado específicamente para esta fase en algunas de ellas.
Los mercados y lonjas agrarios pasan por momentos de precios más que elevados. Sin embargo, existen productos que siempre han sido más económicos que otros. Mientras que los piensos de engorde y acabado se pueden encontrar en valores entre 35 y 45 céntimos de euro por kilogramo a granel, las cebadas parecen haber tocado techo y pueden adquirirse alrededor de los 24 céntimos, tomando cotizaciones de zonas cerealistas en las últimas semanas.
Los motivos de la diferencia resultan explicables y lógicos, los componentes del pienso tienen diferentes precios, algunos de ellos superiores al de la cebada. No obstante, el motivo fundamental deriva del proceso productivo y logístico, más elaborado y complejo que el del cereal en grano.
··· Ante esta tesitura, y considerando que habitualmente alrededor de un 70% o 75% de la composición de un pienso se basa en el cereal, ¿por qué no plantearse la sustitución total de un producto por otro? Únicamente restaría suplementar mineralmente y vitamínicamente aquellos componentes que aportaban los ingredientes del pienso que se han eliminado con el cambio de dieta.
Para evaluar esta posibilidad, resulta imprescindible en primer lugar comparar ambos productos en términos nutricionales. Los dos factores de mayor importancia a la hora de formular la ración son el componente energético y el componente proteico. Para el cebo de terneros, estos suelen expresarse en UFc (Unidades Forrajeras Carne) y en PDIN (proteína digestible intestinal) o porcentaje de proteína bruta contenido.
Para una cebada común de dos carreras cultivada en España, según los datos aportados por FEDNA, los valores son de 1UFC y 11,5% de PB, respectivamente. Los piensos de engorde y acabado son algo más energéticos habitualmente, llegando hasta alcanzar valores de 1,2 UFC. En términos de proteína, los piensos comerciales oscilan entre el 12% y el 18%. Sin embargo, las recomendaciones de los nutrólogos, debido a la ralentización del crecimiento en la fase de acabado, pasan por ajustarse a niveles de proteína de los menores del intervalo señalado, pues no es precisa la, adquisición de precios muy proteicos dado que la formación de estructuras y tejidos ya se encuentra en sus momentos finales.
Entonces, ¿podrán los terneros suplir con una ingesta algo más elevada las diferencias existentes entre ambas raciones? Tomando la opción más desfavorable, es decir, animales con un peso vivo muy elevado (700kg), de cruzamiento industrial de razas extranjeras de aptitud cárnica marcada, las necesidades energéticas que marcan en esta última fase del cebo el factor de cálculo, ascienden a 9,9 UFc, para una ganancia media diaria de 1,2kg (Daza, 2014).
Partiendo de este dato, empleando cebada, el animal debería consumir 9,9kg de cereal, mientras que bastaría con la ingesta de 8,25kg de pienso. Es por ello, que al encontrarse la diferencia dentro de unos márgenes razonables en términos de cantidades, el ternero podrá aumentar la cantidad de alimento energético en la ración diaria.
El alimento de volumen, por ejemplo paja de cereal, el más común en la mayoría de los casos, se seguiría aportando ad libitum. El suplemento necesario para aportar los oligoelementos no presentes en la cebada, es necesario en pequeñas cantidades y no supone un sobrecoste significativo a la hora de la toma de decisiones entre ambas alternativas.
El razonamiento expuesto puede concluir que la cebada se yergue como una opción económicamente muy interesante y técnicamente asumible y aceptable para no mermar los resultados productivos al final del ciclo de cebo. Cada ganadero que opte por esta alternativa, puede tomar dos caminos diferentes. Por una parte, suministrar el equivalente en cebada al consumo estimado o comprobado de pienso para la fase de acabado según la raza que trabaje y el peso del animal en cada momento de esta etapa. Por otra parte, apostar por una ganancia media diaria algo más moderada, ahorrando en costes de producción aún más que lo calculado (15 céntimos por kilogramo suministrado; 37,5%), y con un resultado de peso final en matadero ligeramente más moderado.
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