Aceites esenciales para las Infecciones Postparto

Los problemas infecciosos tras el parto en los órganos reproductivos de las hembras son comunes, importantes y urgentes de atender. De no hacerse así, sus complicaciones derivan en relevantes pérdidas de producción lechera y problemas sanitarios y de fertilidad en el animal de cara a futuros partos.

Para ello, tradicionalmente, se ha procedido a la aplicación de antibióticos. Sin embargo, las nuevas tendencias entre los veterinarios parecen apostar por tratamientos alternativos, naturales. Estos, no solo evitan la aparición de residuos de antibiótico en la leche, sino que también a largo plazo reducen las posibles resistencias que generen los microorganismos a los antibióticos tanto en animales como en humanos.

Uno de los campos en los que más fuerte está haciéndose esta apuesta es el de los aceites esenciales: más de 3000 extractos volátiles de vegetales producidos por las plantas como metabolitos secundarios. Éstos destacan por sus efectos antibacterianos, antivirales y antifúngicos, gracias a los terpenos y fenilpropanoides que los componen. Además, son excelentes antiinflamatorios, por lo que ayudan a acelerar la mejoría del proceso patológico, reduciendo el tiempo de la dolencia.

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Un estudio reciente realizado con 113 vacas lecheras con infección uterina post-parto demostró la efectividad de este tratamiento. Les fueron aplicadas mediante inyección uterina tres dosis compuestas de diferentes aceites esenciales registrados. Como población muestra de control, se seleccionaron 400 vacas que sufrían la misma patología, pero que fueron tratadas mediante povidona yodada, uno de los tratamientos más frecuentes tradicionalmente en estos casos. Además, a todas las hembras se les suministró aspirina, solución salina hipertónica y calcio, vía intravenosa.

La tasa de fertilidad (preñez lograda) tras la primera inseminación artificial resultó ser del 23% en aquellas que habían sido tratadas con povidona yodada, mientras que en las que se aplicó este novedoso tratamiento, el porcentaje ascendía hasta la cifra del 37%, prácticamente al nivel esperado en individuos totalmente sanos (38%).

Después de 150 días en lactación, se volvió a analizar los datos de fertilidad comparando de nuevo la proporción de hembras en gestación en los anteriormente citados casos. Así, entre el grupo cuyo tratamiento fue el tradicional, sólo el 31% de las hembras estaban preñadas, frente al 44,8% de aquellas que habían sido inyectadas con aceites esenciales.

En definitiva, puede concluirse de que los resultados hablan por sí solos, abriéndose un amplio abanico de posibilidades y vías de investigación en tratamientos para estas patologías, y por qué no, para otras en veterinaria. No cabe duda que queda un largo camino por recorrer en materia de tratamientos mediante aceites esenciales y, cada vez, estos serán más frecuentes por sus ventajas a la hora de sanar al ganado, a la par que evitar problemas productivos y económicos.

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