José María Miguel, ganadero de vacuno raza Frisona de Talavera de la Reina

Futuras profesionales del sector del vacuno, por José María Miguel

José María Miguel, es ganadero y co-propietario de la ganadería de vacuno de leche Granja Hnos. Miguel, situada en Talavera la Nueva (Toledo)

En este artículo de opinión, publicado en la última edición de la revista Vacuno de élite LECHE#30, José María nos cuenta su experiencia, parecer e iniciativa en relación a la educación y formación de estudiantes que están relacionados con la agricultura y la ganadería.

 

Una de las preguntas más comunes en nuestro sector es “¿y a quién buscamos para trabajar en la granja? si nadie quiere trabajar en esto, o no hay nadie que sepa o valga”.

Esa pregunta y esa respuesta cada vez es más frecuente en un oficio que cada día le cuesta más encontrar mano de obra y más aún que ésta sea cualificada. Otro tanto pasa con el relevo generacional.

En los estudios de FP, hay un periodo de prácticas en el cual tenemos la oportunidad de educar, enseñar, motivar y cuidar a los estudiantes que están acabando sus estudios relacionados con la ganadería y agricultura. Es un periodo de aprendizaje, adaptación y transmisión de unos valores y una forma de vida que, entre todos, tenemos la obligación de sacar el lado bueno; a pesar de tantos factores en contra.

Veterinarias estudiantes con vacas de leche Frisona

En nuestra granja hemos tenido la suerte de contar con grandes alumnas que han realizado su formación práctica con nosotros. Estas futuras profesionales son fundamentales y necesarias para la continuidad del sector.

Debemos dotar a esas futuras profesionales de la mejor enseñanza y tecnología puntera a nivel mundial en sus centros de formación, cosa que corresponde a las administraciones evidentemente, para tener una base sólida y contar, en un futuro, con una mano de obra de lujo, competente y cualificada.

Tenemos que derribar los falsos mitos que rodean a la ganadería. Hay que quitarse esos complejos de que en este entorno  sólo trabaja gente que no tiene estudios ni nivel intelectual/ profesional. Este modo de vida tan profesionalizado ya no es como hace algunas décadas donde en una familia con varios hermanos, al que no valía para estudiar le mandaban a cuidar y dedicarse a los animales (como algo discriminatorio). Todo eso ha cambiado por suerte, pero necesita una vuelta de tuerca más por el bien de todos.

Veterinarias estudiantes con vacas de leche Frisona

Hay mucha gente que aún nos llama héroes por nuestra labor de cultivar y dar de comer a la población, y más, después de la maldita pandemia, dónde tuvimos que seguir trabajando y expuestos al virus para que en las casas no faltara de nada. Está claro que tenemos la memoria muy débil.

Pero no somos ningunos héroes. Nuestros padres si que eran unos verdaderos héroes, que trabajaban mucho más que nosotros y nos transmitieron esa pasión, vocación y forma de amar al campo, a los animales y lo que le rodea.

¿Quién se queda con las granjas cuando sus propietarios dejan la actividad, después de llevar toda una vida invirtiendo miles y millones de euros?. Por lástima, cada vez menos jóvenes son los que se atreven a seguir con el mundo de las vacas de leche.

Un problema y un drama el que tenemos por partida doble. Falta de mano de obra y sin relevo generacional. Lógicamente esto viene provocado por infinidad de factores, discursos negativos y falsos mitos que tenemos en nuestra contra. Podríamos escribir muchas páginas sobre ello.

Veterinarias estudiantes con vacas en granja

La sociedad, con un desconocimiento absoluto del sector, se deja llevar por estos mensajes y termina creyéndolos, en favor, de los intereses de muchos que están contra el sector de las vacas de leche.

Los mensajes repetitivos contra el consumo de carne y de leche, lo que contaminan las vacas (ya se demostró en la pandemia que, fruto del descenso de movilidad, se redujo la contaminación drásticamente, y no precisamente de la inactividad ganadera) la famosa y dudosa agenda 2030, el pacto verde europeo, la implantación y sustitución de la proteína de la carne de vacuno por la de insectos, (y más grupos que no quiero nombrar por no darles cabida, porque no lo merecen), añadido a la poca rentabilidad del sector por no pagar un precio justo por el litro de leche de vaca  que cubra los costes de producción, la posición dominante de la industria, y como demostración de esto último, el famoso “cártel de la leche”, hacen cada día más difícil trabajar con tantos frentes abiertos en contra.

Entre todos, tenemos la obligación moral de revertir esa situación y darle un giro de 180º. De lo contrario, dentro de unos años, la sociedad no tendrá que comer. Porque no hay que olvidar que la ganadería y la agricultura (el sector primario en definitiva), es el que da de comer a la gente.¿ Y cuando no existamos? Comeremos gusanos, grillos, todo tipo de insectos y carnes y leches procesadas de laboratorio. Pasaremos de lo natural a lo artificial sin saber qué tipo de alimentación nos obligarán a consumir con las consecuencias negativas añadidas de perder el tejido económico más importante como es el ofrece el sector primario.

Y no olvidemos, que lo que no produzcamos nosotros en España, otros lo traerán. Pagaremos lo que nos quieran pedir y sin la misma calidad

Veterinarias estudiantes con vacas de leche Frisona

Por todo ello, como ya digo, debemos dar a conocer, difundir, enseñar, sembrar y ensalzar los valores positivos de nuestro mundo. En nuestras manos está enseñarles lo atractivo del sector, a aquellos que lo desconocen.

Al igual que hay un discurso negativo desde varios sectores de la sociedad, debemos entre todos lanzar otro positivo y publicitarlo.

Es una de las herramientas para conseguiremos- atraer esa mano de obra tan necesitada.

Otra de las actividades que realizamos en la granja y de manera conjunta con Africama es la denominada  “Desayunos Saludables”. En ella tratamos de acercar el campo a la ciudad a través de la visita a la granja de colegios y colectivos de toda la comarca. Les enseñamos los cuidados y bienestar que se les da a los animales, su alimentación, ordeño, su refrigeración para que estén fresquitas en verano, sus zonas de descanso y recreo, la guardería….les ofrecemos también un desayuno basado principalmente en los lácteos. También les damos charlas para fomentar el consumo de estos productos y exponer que, sin ganadería y sin campo no hay vida.

Es otra manera de visibilizar todo lo positivo dicho anteriormente y atraer gente que quiere trabajar con nosotros en la granja.

Fruto de este esfuerzo y de las medidas puestas en marcha, cada año formamos a más alumno/as en prácticas, y cada vez hay más demanda por parte de los estudiantes, de adquirir estas competencias en nuestra granja.

Las futuras profesionales del sector se abren paso, y podemos ser un poco más optimistas. Estamos hoy más cerca de decir que sí hay personal para trabajar en la granja.

Y como siempre digo….¡sin campo y sin animales no hay vida!

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