Los Gobiernos y otros organismos de la Unión Europea se están viendo obligados a recapacitar sobre el rumbo de sus políticas agrícolas debido a la guerra de Ucrania. Los expertos lo tienen claro: es necesario un cambio para poder garantizar la oferta alimentaria

Los agricultores, los ecologistas y la Unión Europea, entre otros, ponen de manifiesto la importancia de desarrollar medidas a largo plazo capaces de frenar la crisis de precios y de abastecimiento agrícolas. Y es que, las previsiones hablan de insuficiencia alimentaria también para la nueva campaña, en la que el suministro se verá afectado por la falta de oferta de Ucrania-potencia mundial en el cultivo de girasol y cuarto país exportador de maíz- y las sanciones a Rusia-potencia energética y segundo exportador de trigo-.

La invasión rusa, además, se ha producido en un momento donde la PAC está en plena transición para aplicar la nueva reforma que destacará el componente ecológico y ambiental de sus subvenciones.

El impacto en la alimentación será de dos años

Es verdad que en los países de la Unión Europea está asegurado el aprovisionamiento, pero la inflación tiene un impacto directo en la capacidad de la ciudadanía para acceder a la compra de comida.

Un informe publicado por el centro de estudios Bruegel predice que las consecuencias de la guerra de Ucrania en la alimentación se extenderá hasta dos años y que en países todavía en desarrollo puede desembocar en hambrunas. Algo que ya han puesto de manifiesto organizaciones internacionales como la ONU. Además, también avisa que una mejora en el comercio de la UE supondría una pérdida notable de poder adquisitivo, entre otras cosas.

Otro de los problemas derivados del conflicto es la especulación. Algo que ya ha vivido el sector agrario en otras crisis anteriores, como la de 2008 y que ahora, mientras organizaciones y expertos no se ponen de acuerdo en cómo encarar el futuro, es necesario frenar. La especulación solo agravaría la subida de precios, ya de por si alta.