En verano cambian los hábitos de consumo. Algunos productos aumentan exponencialmente su consumo debido a las altas temperaturas, como podrían ser por ejemplo las hortalizas, mientras que otros como las legumbres pasan a un segundo plano. En el sector lácteo, bien saben que ocurre esa circunstancia. Como el consumo de leche líquida sigue siendo el mayoritario en España, lo cierto es que el curso escolar marca el ritmo del consumo de leche, vinculados a los desayunos, el vaso que se toma antes de irse a la cama y otra serie de circunstancias. Por esa razón, en verano suele bajar el consumo.

Sin embargo, ese dato no tendría por qué ser así. Desde el sector lácteo, en especial desde el lado de la industria transformadora, lo cierto es que falta mucha adaptación al consumo, mucha innovación en los formatos y saber lo que demanda la sociedad en cada momento. En cada zona costera y turística proliferan las heladerías artesanales en las que el valor añadido de la leche toma niveles difícilmente imaginables con otros productos. La leche fría, en formatos de cuarto de litro para tomar en cualquier momento, son otros de esos productos que podrían tener un gran protagonismo en los tiempos de estío, sobre todo conquistando para el futuro a los niños como potenciales consumidores de leche.

La sociedad cambia sus hábitos de consumo a una velocidad vertiginosa, realmente exagerada. Pero eso no debe ser una excusa para el sector lácteo, sino un estímulo para aumentar sus nichos de mercado.