#sábadocanalla: ¿Quién financia los estudios científicos?

Poco nos han durado las buenas intenciones de Año Nuevo. Y esta vez no ha sido por nuestra culpa, que conste… Los canallas bufamos por las esquinas en este primer fin de semana ‘normal’ del ejercicio 2017 porque apenas nos han dejado pasar tranquilas las fiestas, para volver a la cantinela de siempre.

Lo hemos leído en la edición digital del periódico ABC. No lo decimos porque se trate de esa costumbre tan española de matar al mensajero, sino de situarte a ti en el contexto, querido lector. “Asocian la carne roja con un riesgo mucho mayor de diverticulitis”. Volvemos a las andadas en el titular. Y el subtítulo aclara: “Los varones con mayor consumo de carne roja tienen una probabilidad hasta un 58% mayor de padecer este tipo de inflamación intestinal”. La primera frase ya es para rematar: “Cada vez hay más evidencias de que el consumo de carne roja puede provocar efectos muy nocivos para la salud”. Efectos muy nocivos. Literalmente.

Una vez más, la comunidad científica lanza alarmismos exagerados sobre el consumo de la carne roja, que es la que engloba a nuestra carne de vacuno. Tras el muy controvertido informe de la Organización Mundial de la Salud que relacionaba su consumo con el fantasma del cáncer, ahora llega este nuevo estudio científico, llevado a cabo por investigadores del Hospital General de Massachusetts, en la estadounidense ciudad de Boston. No dudamos del prestigio de esta secular institución médica en el país norteamericano, que por cierto aboga por el consumo de carne de ave y pescado. Pero siempre en este tipo de estudios hay que preguntarse una cosa que puede ser clave. ¿Sabemos quién paga la financiación de estos estudios?

Comparte este post