La trashumancia sigue viva con unas 3.000 vacas de la raza Avileña

Alimentar a las vacas a base de pienso cuando no queda una brizna de hierba en el campo extremeño es muy caro, como tampoco es viable que los animales sobrevivan a los rigores de un invierno de nieves en el sistema central. Es la primera razón por la que persiste la tradición de la trashumancia, según publica el diario Hoy.

La segunda causa tiene más que ver con la calidad de sus productos. “Aprovechamos los pastos de cada zona en su momento óptimo”, dice Alonso Álvarez de Toledo, propietario de una ganadería y presidente de la Asociación Española de Criadores de Ganado Vacuno Selecto Raza Avileña-Negra Ibérica. “Es como si tuviésemos dos primaveras”, añade Pedro Herráiz, secretario de la misma entidad.

En la actualidad son unas 3.000 cabezas de ganado de raza Avileña las que se mueven por las cañadas y cordeles hacia el norte en junio y hacia el sur entre noviembre y diciembre.

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