A los canallas de VACUNO DE ÉLITE nos gusta mucho que los programas de gastronomía se hayan abierto camino poco a poco en las parrillas televisivas. El pionero de todo ello fue el programa con el que crecimos los que éramos niños en la década de los 80. El ya legendario ‘Con las manos en la masa’ fue todo un ejemplo de lo que llegaría después. Eso sí, si a alguien le tenemos que agradecer la popularización de las recetas en televisión, ese es el inefable Karlos Arguiñano. Sus programas de verano desde su restaurante junto a la playa de Zarautz con el ‘ratón de Getaria’ de fondo, son un gran referente de la televisión española en la década de los años 90.

Desde entonces, se han multiplicado los programas, en muchas ocasiones como réplicas de lo que ocurre en los canales estadounidenses. ‘Un país para comérselo’, con Imanol Arias y Juan Echanove recorriendo la geografía gastronómica española, es uno de los ejemplos de programas que mejor han cuidado el concepto de la producción agrícola y ganadera como primer paso del placer gastronómico en la mesa. También han proliferado los concursos de cocina, tanto de cocineros aficionados como de chefs profesionales.

Uno de esos concursos es MasterChef, que terminará este martes con su segunda edición de concursantes famosos. Nos gusta que se destile pasión por los alimentos y por la cocina… y se nos eriza el vello cuando un cocinero de dos estrellas Michelín dice que lo más importante es respetar la materia prima. En una prueba del último programa, se presentaron una multitud de productos grasos, principalmente carnes y pescados. Ante un comentario sobre algunos alimentos prohibidos por los médicos, el afamado chef Jordi Cruz dio con la clave: “No hay que renunciar a ningún alimento, sino consumirlos con coherencia”. Así es. Debemos luchar para que no se estigmaticen ninguno de nuestros alimentos, los que forman parte del trabajo diario de nuestros productores.