La ganadería se une para reivindicarse como potencia cárnica moderna y profesional
La producción cárnica en nuestro país ha experimentado una auténtica revolución en los últimos 20 años, consolidando un modelo sostenible, eficiente y con los más altos estándares de bioseguridad y bienestar animal.
Hoy, hablar de la amplia variedad de carnes de nuestro país es hablar de alimentos seguros y responsables, fruto del trabajo de miles de familias y empresas que han invertido en investigación genética o en la modernización de infraestructuras y plantas de producción. Que se ha adaptado a las normativas europeas y nacionales más exigentes, y sobre todo, se ha profesionalizado en toda la cadena de valor de sus diferentes segmentos de mercado, ya sea avícola, vacuno, ovino, porcino, según señala Avianza.
“Este es uno de los grandes retos de nuestras interprofesionales, hacer llegar el mensaje de una realidad contrastada a unos consumidores cada vez más preocupados no solo por su alimentación y los beneficios para su organismo, sino también por contar con empresas responsables y que respondan a los mismos valores que ellos. Y tanto los ciudadanos en nuestro país, como en los mercados internacionales, ven a España como una potencia que ha hecho los deberes y que tiene capacidad, materia prima y calidad de servicio para responder”, señala.
“Llevamos mucho tiempo respondiendo con hechos a los bulos y la desinformación en torno a nuestras industrias cárnicas, así como a las paradojas de movimientos que no quieren abrirse a enfoques actuales. El crecimiento natural de nuestras especies es crucial para contar con animales saludables, y mediante técnicas de cría modernas se ha logrado optimizar, con una importante aportación de la genética, como por ejemplo en el caso de las aves domésticas. Sería ilógico pensar que en nuestras granjas criamos animales que no pueden moverse, comer o beber por sí solos. No sólo sería perjudicial para el ave, sino que iría en detrimento de la propia lógica del ganadero, al que de nada le serviría contar con animales sin salud”, continúa.
“La carne ocupa un lugar esencial en la alimentación del ser humano desde hace miles de años, y es intrínseco a su dieta omnívora. Aporta proteínas de alto valor biológico, con aminoácidos esenciales, vitamina B, fósforos, potasio y otros componentes estructurales imprescindibles para nuestro correcto desarrollo. El desarrollo en laboratorio de carne falsa con sabor a carne solo responde a uno de los objetivos de la alimentación, el gusto, pero nuestro cuerpo necesita de moléculas originales, no copias químicas sin relleno. Los expertos en nutrición aseguran que no podemos sustituir ni prescindir la ingesta de carne natural, pues estaríamos abocados a déficits en nuestro organismo y complicaciones posteriores. La alimentación inocua es una responsabilidad, y nuestras industrias responden a esta máxima con compromiso y transparencia”, concluye.