El Censo Agrario confirma que la agricultura y la ganadería se reparte entre menos propietarios

COAG lamenta constatar que el temido fantasma de la desaparición de la agricultura social y familiar haya aparecido con más fuerza que nunca en el Censo Agrario que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística y que, para la organización, demuestra que la concentración de la agricultura y ganadería está cada vez en menos manos con una alarmante pérdida de peso de la agricultura social y familiar

En el documento, que recoge el comportamiento de los agricultores y ganaderos, de sus explotaciones y de sus economías en los últimos 10 años, 2009-2020, se ofrecen dos datos desesperanzadores.

Uno, en el sector ganadero: mientras que el número de cabezas de ganado crece un 6,5 por ciento en este período, el número de granjas se reduce estrepitosamente. Cae un 50% en porcino, un 19% en bovino, un 80 por ciento en aves de corral y un 11 por ciento en ovino, por citar las ganaderías más señeras.

El otro dato se refiere a la agricultura y constata que mientras baja el número de explotaciones en un 7,6% (hasta las 914.871), sube la superficie agrícola total hasta los 23,9 millones de hectáreas utilizadas para cultivar en toda España. Y más aún: la superficie por explotación sube un 7,4 %. Y más todavía: mientras baja la mano de obra del titular o de su familia en un 53%, sube la contratada o subcontratada en un 30%

Para COAG, esto confirma que la concentración de la agricultura y ganadería cada vez en menos manos es una realidad. Y que dicha concentración se debe al acceso al campo, cada vez con más profusión, de inversionistas y especuladores con voracidad económica y nulo sentido de los valores añadidos que debe producir el campo, como es la calidad alimentaria, la seguridad alimentaria, la preservación del medio ambiente o la contribución al desarrollo rural.

Lorenzo Rivera, coordinador regional de COAG, sostiene que se debe a la “uberización del campo”. Es decir, “la colonización del campo por grandes fondos de inversión que invierten solo donde ven posibilidad de negocio. Primero lo hicieron con las energías y ahora también se está haciendo con el campo. Está pasando con la patata, la uva de mesa, industrias cárnicas… A corto plazo hay una rentabilidad asegurada que ahora mismo no se la dan los bancos. Estas empresas tienen los contratos hechos con la distribución y el agricultor solo tiene que poner el trabajo y la tierra. Lo demás lo ponen ellos, pero esta vez el agricultor pasa a ser un mero trabajador. Poco a poco están desplazando a los verdaderos agricultores y ganaderos. Que desaparezcamos los agricultores y los ganaderos puede ser un problema terrible.”

Entre otras cuestiones, el Censo confirma también un incremento del 22 por ciento en el número de mujeres jefas de explotación. En Castilla y León hay 84.865 explotaciones y es la región con la mayor dimensión por explotación, con una media de 63 hectáreas

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