Consecuencias de la subnutrición en nodrizas y terneros
Ante la situación del incremento de costes en la alimentación, hay explotaciones que someten a las nodrizas a periodos de subnutrición
Hay una influencia de base genética en el desarrollo del metabolismo energético
En las investigaciones para mejorar la eficiencia productiva de las explotaciones de vacas nodrizas, el CITA de Aragón ha visto los efectos negativos de una restricción alimentaria en el último tercio de gestación y durante la lactación en los rendimientos del rebaño. En este artículo trataremos de hacer un resumen fundamentado en el desarrollo y conclusiones del estudio llevado a cabo por Agustín Noya, Isabel Casasús, Javier Ferrer, Guillermo Ripoll, José Antonio Rodríguez-Sánchez y Albina Sanz, del CITA.
El estudio se hizo utilizando dos razas y se usó un grupo control de ambas sin subnutrición para establecer las comparaciones con los lotes a los que se les administró solo un 65% de las necesidades de gestación, lactación y mantenimiento.
Un aspecto poco conocido son los efectos de la restricción alimentaria en la nodriza en la gestación temprana, que es cuando se dan procesos claves en la formación embrionaria o fetal. Si la situación es adversa el feto desarrollará un ‘mecanismo ahorrador’, basado en mecanismos genéticos, para hacer frente a la escasez de nutrientes. Pero esto puede llegar a generar cambios fisiológicos irreversibles y enfermedades metabólicas en la fase posnatal y en las siguientes generaciones.
Según el estudio, la restricción alimentaria de las vacas durante el primer tercio de gestación no afectó al peso al nacimiento de los terneros de ambas razas, porque la subnutrición materna en este periodo está más asociada con alteraciones en la formación de órganos y tejidos, mientras que la subnutrición materna durante etapas más tardías de la gestación, se asocia más con alteraciones en el crecimiento fetal (Greenwood y Cafe, 2007).

En la fase de lactación, en los terneros/toros afectados por la subnutrición materna, se observaron diferencias significativas en la ganancia de peso influenciadas también por la raza (en todos los casos siempre con un peso inferior al grupo de terneros hijos de vacas bien alimentadas). En la fase de cebo, del 4º mes (destete) al sacrificio con 12 meses, se alimentaron con una dieta a base de concentrado y paja ad libitum. En el momento del sacrificio se evaluó el peso, la conformación y estado de engrasamiento de sus canales. Los que estuvieron expuestos a la subnutrición en la fase de gestación temprana (teniendo que desarrollar el ‘mecanismo ahorrador’), en una de las razas, desarrollaron un mayor engrasamiento pero con menor desarrollo muscular en la fase de cebo y con un descenso del peso vivo al final (lo que implica consecuencias económicas). Por lo tanto y según la genética de cada raza, los efectos de la subnutrición en fase de gestación se pueden mantener hasta el final.
En el caso de las terneras/novillas F1, hijas de madres subnutridas, después del destete al 4º mes, sí presentaron diferencias negativas de peso con respecto a las de madres bien alimentadas. Ya en la fase de recría, se alimentaron con 2 kg/animal/día de concentrado y heno de pradera y paja adlibitum. A los 16 meses de edad se sometieron a un tratamiento de sincronización de celos para tener el primer parto a los 25 meses. En todo este periodo se igualaron los pesos con el grupo de control sin subnutrición.
Con lo que se sugirió que los fetos masculinos podrían ser más sensibles a la subnutrición materna durante el primer tercio de la gestación.
Tras el parto, los terneros F2, nietos de aquellas vacas que fueron sometidas a dos tipos de alimentación durante el primer tercio de gestación, se alimentaron exclusivamente de leche de sus respectivas madres, a las que tuvieron acceso ilimitado, y se destetaron a los 1 0 5 días de edad. Se hicieron pesadas y análisis de sangre regularmente. Finalmente no se vieron consecuencias en el peso ni al nacimiento ni al destete, lo que sugiere que los efectos dela subnutrición materna sobre el crecimiento posnatal durante la lactación no pasaron a la segunda generación.